Me acerco cada noche a tu piel, sin prisa te susurro al oído lo tanto que te deseo…
Tus brazos se adueñan de mi cintura, mientras
mis manos van dibujando la silueta de tu rostro.
Me envuelves en tu cuerpo llevándome contigo a
otro cielo; un mundo inventado solo para los dos, donde somos y vivimos lo que
yo siempre he imaginado.
Besos que me hacen perderme, tus manos me
encuentran y me toman por sorpresa para luego lanzarme al abismo de tu cuerpo
del cual no puedo salir; no quiero salir.
Lenguas juguetonas, rehenes del deseo; una
persigue a la otra en ese circulo vicioso que va aumentando las ganas de esa
libertad manipulada...
Ese disfrute tan egoísta que crea un universo
en mi mente y me hace mojar cada pensamiento en mis habitaciones, noche tras noche... por ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario