viernes, 24 de septiembre de 2010

Amalgama de pasiones

La noche rápido avanzaba, y nuestro encuentro casi se acercaba.
Estaba más nerviosa que nunca, pues jamás nos habíamos citado en un cuarto de hotel...


Llegando al hotel me lo encuentro en la entrada...
lo tomé de las manos y le dije:
-¿Subimos?


De camino al ascensor nuestras aceleradas palpitaciones se podían sentir en nuestras manos, que con los segundos se ponían cada vez más frías y humedecidas.

Miradas lujuriosas, risas entrecortadas y los nervios de punta...
Entramos al ascensor, por suerte estaba vacío; y una nalgadita suya fue la que me motivó a elegir el piso más alto.

uno... dos... tres...

Elevó mi pierna izquierda hasta su cintura, su mano bajo mi falda me hacía saber que venía lo que ya presentíamos.

cuatro... cinco... seis...

Como la ultima gota de agua en el desierto así fueron nuestros besos.
El miedo de que alguien llegara a entrar al ascensor aumentaba nuestro deseo cada vez más; parecíamos dos adolescentes en aquel lugar.

siete... ocho... nueve...

Esos números nos excitaba cada vez mas, era algo casi imposible de controlar...
Mi falda en el suelo, su pantalón en los tobillos y nuestro deseo en las nubes.
Nos vestimos rápidamente por si alguien llegaba a entrar.

diez.

Se abre la puerta, no había nadie, sacamos la cabeza y la zona estaba completamente despejada...
Me dijo que parecía que era nuestro día de suerte... y entre carcajadas y picardías le dije:
- ¿Bajamos otra vez?

2 comentarios:

Yselan Lupo dijo...

Hot, hot, hot, valla manera de parar... me el corazon... excelente historia.

Lïßělula ® dijo...

;)

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