domingo, 15 de enero de 2012

Encuentros furtivos


Otro día más, otro momento que se agrega a la lista de nuestros furtivos encuentros.

Aquél cuarto de hotel era el único testigo de nuestros días de complicidad, de pasión; a veces solo de distracción.

Los viernes era nuestro día, el único día que aprovechábamos para amarnos, para poder estar juntos, pues aunque en esos momentos juntos estábamos, fuera de aquella habitación los dos teníamos otra vida, pertenecíamos a otros besos, a otros cuerpos. 

Ya era un poco tarde para regresar el tiempo atrás y aquellos corazones destrozar, lo único que nos quedaba era disfrutar de aquellos momentos breves, pero en nuestros pensamientos eran eternos.

No tengo respuesta alguna para el porqué de aquella situación, al menos no con palabras.
Nuestros cuerpos se entregaban sin lamentaciones, sus labios... el imán de mis pasiones, los cuales por necesidad ya se unían solos, sin vacilación se disfrutaban.


                               


Era un instinto que no podíamos controlar, una pasión difícil de saciar, un fuego imposible de apagar.

La forma en que se entregaba, la manera en que sus manos maniobraban con mis sentidos era algo que me dejaba esperando ansiosamente el siguiente viernes.

Su piel era el antídoto perfecto para cualquiera de mis problemas, una sensación de bienestar que podía durar la semana completa hasta el día en que nos volviéramos a encontrar. 

No hubo rincón de ese cuarto de hotel que no supiera de nosotros, nos aseguramos de experimentar hasta en el mas insignificante lugar cada una de nuestras fantasías, por simples o estúpidas que parecieran, pero eso nos gustaba, lo nuevo, lo que nadie quizá nunca se había atrevido a intentar.


Estábamos atrapados, presos en una jaula de excitación, de innovación, con los mas deliciosos mecanismos de seducción. Realmente nunca nos paso por la mente escapar.

Cada día me enloquecía mas, cada minuto a su lado era lo que yo mas podía desear, se había convertido en una droga para mi, una droga por la que podía pagar hasta con mi vida si era necesario.

Sentir su humedad sobre mi, sus latidos a mil, su respiración tan cerca de mi piel, el momento era tan sutil y tan agresivo a la vez... no, no y NO!, no quiero alejarme de ti al anochecer, quiero estar contigo hasta el amanecer. 

No podemos esperar a que llegue el viernes otra vez, por mi parte siento que voy a enloquecer si antes de eso no te vuelvo a tener.

Hemos intentado terminar con esto de una y mil maneras pero no ha sido posible; el deseo ha sido mayor que nuestra preocupación por lastimar a los demás.

Ambos estamos de acuerdo que mientras nos deseemos de la manera en que lo hacemos, esto durará,
pero cuando nos demos cuenta de que con esto estamos haciéndonos mal, todo ahí terminará.

No queremos vivir lamentándonos en un futuro pensando en lo que pudo ser, por eso disfrutamos ahora, nuestra vida, nuestro presente... aunque solo sea los viernes en un cuarto de hotel.




No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...